La promoción de lectura es un
camino, no un punto de llegada. El interés que los jóvenes y niños despertaron
en los libros y textos que les pueden haber leído ha minado sin duda el espacio para nuevos lectores cucuteños. No debemos olvidar que el excesivo afán de
promover la lectura también puede contribuir a que el lector potencial se aleje
definitivamente de ella. El peligro para
el Promotor de Lectura es que su trabajo se vuelva mecánico, técnico, espacios
donde la lúdica, el recreacionismo, la dinámica no conduzca al texto. Por eso
en la parte inicial los formadores y promotores de lectura deben basar su formación en no utilizar juegos diferentes a aquellos en los que las palabras
pudiese ser el único camino para divertirse. Esta intencionalidad quiere no
sólo habituar a los Promotores y Formadores a no tener exclusivamente que
depender que juegos, materiales fungibles sino forzarlos sanamente a conocer y
profundizar sobre aspectos importantes como conservar un tono de voz adecuado,
mantener a atención de los asistentes y sobre todo llevar a través de la
palabra a un camino mágico a cada uno de los participantes.
Hay que proponer espacios
llenos de cuentos y fábulas, fantasías y sueños, donde no existiesen pretextos para
distraer al lector o acostumbrar a los más pequeños al juego y la recreación.
Estos también son válidos como mecanismos de atención y animación a la lectura,
pero el interés debe obedecer a fortalecer el vínculo con el libro. Recordemos
que los juegos y dinámicas sólo deben servir, en Promoción de Lectura a canalizar,
conducir o atraer más no para determinar una funcionalidad de la lectura. En un
artículo de Luis Bernardo Peña, titulado Dejar Leer y presentado en la XVII Feria
Internacional del Libro en Guadalajara, México dice:
Cualquier recurso es válido para animar la
lectura, siempre y cuando no se convierta en una distracción para el encuentro
directo del lector con el libro. Ningún artificio pedagógico, ninguna técnica
puede suplir la experiencia personal que el promotor de lectura ha tenido con
los libros. La mejor preparación que puede tener un profesor o un promotor de
lectura consiste en vivir la experiencia del libro, dejarse trabajar por él,
hacerlo suyo
El verdadero Promotor de lectura
se familiariza constantemente con
los libros, y esto es algo que sólo se consigue en el contacto permanente con
ellos, volviéndolos parte imprescindible de sus vidas. El verdadero
Promotor de Lectura no le dice a los lectores potenciales que deben leer para
ser alguien en la vida o porque es necesario para la sociedad. Sólo expresan lo
maravilloso que fue su encuentro con los libros. Contagian de su amor.
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