Se acerca la temporada de vacaciones y nada preocupa más a
los papás que el cambio de rol en sus hijos. Para muchos significa una carga y
para otros una posibilidad para compartir más. Lo cierto es que las vacaciones
son una de las mejores oportunidades que podemos aprovechar para que nuestros
hijos, sobrinos, ahijados o nietos se acerquen más a la lectura. Algunas
sugerencias:
1.
No es una
tarea. Qué tal si empezamos por convencernos nosotros mismos de que el
acercamiento a los libros en estas épocas sin escolaridad no es una tarea. Es
decir vamos a promover la lectura sin compromisos diferentes a los del
disfrute. No queremos que piensen que están obligados a hacerlo sino que
presentamos las enormes ventajas que tiene leer como parte de la diversión,
como parte del aprovechamiento del tiempo libro y por su puesto como una
oportunidad maravillosa para el asombro, la curiosidad y el conocimiento.
2.
Dejemos
libro por ahí. Si conocemos los intereses de nuestros hijos, si
medianamente sabemos qué les gusta, pues pensemos en conseguirles lectura sobre
esos temas y dejarlas por ahí como quien no quiere la cosa encima de una mesa,
botado en el piso o en baño. El formato puede ser variado, desde una revista de
fútbol hasta la biografía de Justin Bieber, todo vale; la satisfacción de
verlos leyendo es mejor, ya con el tiempo irá afilando su gusto.
3.
Los
planes con lectura. Incluyamos en las actividades familiares de estas
épocas, momentos que inviten a leer. Las Bibliotecas Públicas en el país no
están de vacaciones y la oferta cultural es enorme, desde cine club hasta
talleres de lectura, así que pasarse por allí es una buena estrategia. ¿Hace
cuánto no comparten en un espacio diferente en familia?, ¿Qué tal un pic-nic
literario?, al lado de los sándwiches y el jugo podemos adjuntar una buena
novela o un buen cuento y sentarnos en cualquier parque a leer en familia. Vale
la prensa, valen las revistas.
4.
Retos de
lectura. Aunque muchos papás no coinciden en vacaciones, si se hace
necesario un esfuercito más para compartir un poco al final de sus extenuantes
jornadas y los juegos literarios pueden ayudar. Con un poco de esfuerzo
adicional podemos al llegar a casa sacar treinta minutos para jugar stop,
ahorcado, adivinanzas, caza al párrafo (ese juego en el que uno comienza a leer
y el otro busca en un libro igual dónde va uno) y otros juegos así que nos
ayuden a relacionarlos más y darles el poder que tiene a la palabra.
5.
No viene
mal ir a la librería. Ofrézcales la posibilidad de leer lo que quieran,
deles el espacio para que aprovechen un poco más el tiempo y fuera del ocio
merecido en muchos casos, convénzales de lo importante que será leer un poco
cada día de vacaciones. El cerebro no descansa y que bueno será para ellos
ponerles en sintonía con el mundo de la lectura. Entrégueles la oportunidad de
que elijan qué leer y facilítelo con ese compromiso. Con preguntas sencillas en
los encuentros con ellos podrá mirar si están haciendo la lectura o motivarles
a que lo mejoren.
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