sábado, 2 de septiembre de 2017

LA FUERZA DE LAS PALABRAS

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El instinto transformador de la lectura
LA FUERZA DE LAS PALABRAS

La historia de José Alberto Gutiérrez reafirma aquello que Flaubert llamó leer para vivir.



Por: Isaías Romero P.
www.lectopaternidad.org
@Lectopaternidad
lectopaternidad@gmail.com

¿Cómo es posible que la gente bote libros a la basura? Esta idea estuvo dando vueltas en la cabeza de José Alberto Gutiérrez, quien se inquietó mucho al ver cómo, en uno de los días habituales de su recorrido como conductor de un camión de basura en Bogotá, de una bolsa cualquiera se podían ver ejemplares de enciclopedias y literatura despreciados por sus dueños. Él, que a mediados de éste año terminó el bachillerato, considero aquella actuación como absurda, un despropósito, una burrada. “Justo porque mi mamá me leía todas las noches, a mí y a mis cuatro hermanos, aprendí a querer los libros, se volvieron mis mejores maestros, yo que no tuve la oportunidad de educarme encontré en ellos una guía, los libros tienen un espíritu, me he ido enamorando de los libros”, dice José Alberto.

Hace más de 20 años no aguantó ver los libros tirados, y en un instinto que muchos negamos, empezó a recolectarlos en cada uno de los recorridos que hacía en su enorme camión de basura. Sus compañeros le ayudaban cada que veían una bolsa o una caja con libros para que José Alberto los fuera guardando y llevando a su casa. Confiesa que esa motivación le llevó a madrugar más al trabajo, a ir recuperando los que estaba dañados e ir cuidando de los textos como un guardián bibliotecario. Al ser desocupado el primer piso que tenía en arriendo en su casa no dudo en proponerle a su esposa que montaran una biblioteca al servicio de la comunidad. En el Barrio Nueva Gloria, donde está su casa, ubicado en la localidad de San Cristóbal que albergó hasta hace poco uno de los barrios más peligrosos de Bogotá, miles de niños se vieron beneficiados con las consultas, talleres, encuentros y servicios que prestó José Alberto y su familia sin esperar nada a cambio en los últimos 20 años, hecho que lo volvió reconocido mundialmente. La fuerza de las palabras ha hecho, como dice el propio José Alberto, que por cada libro que regala reciba cien y hoy la Biblioteca es una gran bodega que va alimentando otras similares a la que fundó y que se encuentran en rincones apartados de Bogotá y de Colombia. En el nuevo paso de su vida tiene como meta construir la primera fábrica de bibliotecas del mundo.  

Lo más importante es leerle a los niños” lo dice alguien que con absoluta propiedad ha visto cómo cada libro leído e ingresado a su casa ha hecho una evolución en su vida y en la de su familia: “todos los niños vienen, yo creo, con una hoja en blanco, de ahí lo importante que es el ejemplo de los padres leyéndoles a sus hijos. Yo comencé a realizar talleres en familia, eso lo transporta a uno a dimensiones que no sabe uno cómo pueden ser, comencé con mis hijos y con mi esposa y fue tan importante, empecé a entender tantas cosas, que me inicie a lavar la loza, por ejemplo, a ayudar en los quehaceres del hogar; la lectura definitivamente lo forma a uno como individuo”.
José Alberto reconoce que fueron esos libros que otros botaron lo que permitió que sus hijos terminaran sus estudios, que su familia tuviese una trasformación, una verdadera metamorfosis como él mismo dice: “venimos de una familia que prácticamente salió del barro, ha existido un cambio importante en todos, aprendimos que la educación es el campo de batalla, como diría Estanislao Zuleta, lo nuestro es un proyecto que cualquier puede replicar, necesitamos más de un millón de personas haciendo trabajos como el que nosotros hacemos” y se siente orgulloso de la forma en que las palabras transformaron sus vidas aparentemente desde una casualidad del destino, haciendo un paraíso de donde otro vio un estorbo.

Su organización, La Fuerza de las Palabras, tiene como propósito llevar más y más libros a todas las comunidades que lo pidan. La empresa Nissan, por ejemplo, les donó una camioneta tipo urban en la que recogen y transportan las miles de donaciones en libros que llegan a su casa,  convertida ahora en una bodega de libros. El instinto de no botar algo que ha servido tanto a lo largo de los años para el aprendizaje de otros, deja en la historia de José Alberto un testimonio poderoso del poder transformador de los libros, de la fuerza que esas palabras pueden tener en la vida de nuestros hijos y familias.


Aunque es muy probable que la gente siga botando los libros a la basura, ya José Alberto dejó de cuestionar una actitud que le ha parecido siempre complicada de entender y que en contradicción su vida reafirma cada día: “simplemente somos un puente entre quienes tienen los libros y quienes no tienen nada”. 
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Qué es Lectopaternidad?

Lectopaternidad, es un concepto que integra dos anhelos sociales: uno relacionado con la mejor herencia que un padre puede dejarle a un hijo, la lectura, y dos el ejercicio de una paternidad responsable en términos de un legado cultural invaluable sólo entendido por los años. Ya sabemos las ventajas de la lectura, entreguemos a la sociedad toda la posibilidad de que siga extendiéndose. Isaias Romero es escritor y periodista. Gestiona y desarrolla esta iniciativa desde hace más de 5 años como una propuesta para los padres de familia y docentes, así como a ciudadanos en general a partir de experiencias personales, propuestas comprobadas y aplicadas en diversos ámbitos. Obtuvo en el 2016 el Premio Barco de Vapor, uno de los reconocimientos literarios más importantes para escritores de literatura infantil y juvenil que entrega la Biblioteca Luis Ángel Arango y la Editorial SM. Bienvenidos.
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