¿Y SI NO QUIEREN LEER?
Por. Isaias Romero P.
@lectopaternidad
Daniel Pennac redactó hace algunos años una maravillosa lista de los derechos del lector; lista que ha sido adaptada y adoptada por profesores, promotores, caricaturistas y millones de interesados de todo el mundo. La lista de derechos, por supuesto, incluye el derecho a no leer. No leer es de alguna manera algo imposible, es decir los lectores, asiduos o no, interesados o no, con estudios o sin ellos, leen desde las señales de tránsito hasta los mensajes implícitos en las expresiones no verbales de la gente. Cuando alguien, sobre todo los niños, expresan que no quieren leer o que no les gusta, de alguna manera indican fatiga y era a eso a lo que se refería Pennac. En ocasiones es la presión académica, el afán porque lean y escriban correctamente o la imposición, algunas de las razones del rechazo por los libros. Hemos escuchado a los adultos manifestar que no leen porque una profesora les obligó o porque se quedan dormidos en el intento, pero, una cosa es tomarse licencias, hacer recesos intencionales, respirar de la lectura si es necesario y otra muy diferente es abandonar la lectura de libros. ¿Será que estamos transmitiéndoles a nuestros hijos el mismo mal que nos aqueja?
Como adultos es probable que estemos
rendidos, que no luchemos por leer alguna novela en los intermedios de nuestra
vida o en las largas colas del tránsito, es probable que ya no exista nada que
hacer con esa fatal decisión que tomamos de manera voluntaria o involuntaria;
digamos que ya no hay nada que hacer, se echó a perder entonces, aunque siempre
hay esperanza. Pero con los niños y nuestros
jóvenes en casa debemos procurar, al máximo, que ese interés no se pierda,
podemos tomarlo como una de esas herramientas que necesitarán en su vida y
todos queremos entregarles a ellos lo mejor para su futuro. De esta manera,
haciendo lo mejor para ellos, les motivaremos la lectura así a nosotros no nos
guste leer. Es cierto que se enseña con el ejemplo pero vamos un poco más allá,
podemos fingir que leemos y hacer que nos vean, como cuando se toman un jarabe
antes para demostrar que sabe delicioso. En todo caso debemos al máximo no forzar
la lectura, léase leer cuando no se quiere, eso también es un error.
Algunas recomendaciones
adicionales:
La lectura debe fluir con
naturalidad o más bien el gusto por la lectura; el no verlo así es
creer que deben leer de manera obligada. La naturalidad en las cosas de nuestra
cotidianidad está relacionada con la protección por los animales, cepillarse
los dientes, lavarse las manos y ese comportamiento lector es el que buscamos
con el tiempo, que sea absolutamente normal y natural que nuestros hijos lean.
Si no acompañamos ese inicio en
la lectura, con toda seguridad pasará con ellos lo que a mucho de nosotros, la
abandonaremos para siempre. Acompañar no es ser policías, no es ni siquiera ser
maestros, acompañar tiene como sinónimos conducir, cortejar, y, en éste caso,
acompañar es estar atentos a que no les falte lo necesario para un camino
seguro como futuros lectores.
Hemos insistido en varias
lecturas que cuando eligen lo que les gusta leer será más probable que tomen un
amor mayor por los libros, de la misma manera en la que tienen la libertad de
elegir sus juguetes o personajes favoritos.
Aunque Google es, palabras más o
palabras menos, una gran enciclopedia, aquello que Italo Calvino llamó el gran
libro universal (pero refiriéndose a los computadores), también es susceptible
de ser leída. No obstante un buen libro
que abra ventanas y caminos no está de más. Si nuestra intención es que lean o
al menos que no abandonen la lectura personal, tenemos que demostrarles lo importante que es
la lectura para la vida, la forma en que los libros nos entretienen, la
relación de amistad que podemos conservarles, lo útil que es para la vida misma
la lectura entre líneas, la inferencia, la referencia o el análisis que
cualquier lectura nos propone mentalmente.
¿Y ustedes? Compartamos qué otras
maneras existen para que los niños y jóvenes tomen licencias al leer y no un
abandono total.
Entre las tareas, el plan lector y otras obligaciones, es difícil que un niño quiera leer por voluntad propia. Un truco que nos ha funcionado aparte del ejemplo, ha sido los libros de youtubers. Personalmente no me gustan, pero si buscamos bien no todos son superficiales. Mi hijo, que tiene 10 años, le gustan los de aventura. Traen suficiente texto y buenas ilustraciones.
ResponderEliminarGracias por este espacio, lo acabo de descubrir y me encanta. Muy buenos aportes. Sigan así.
Excelente artículo, gracias.
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