miércoles, 15 de abril de 2020

LEER TAMBIÉN ES LLEGAR A CASA

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LEER TAMBIÉN ES LLEGAR A CASA
Una posible reinvención del oficio del promotor de lectura
Por: Isaias Romero P.
@Lectopaternidad

Periódico El Espectador - Abril 14 de 2020


Mediar, promover o animar la lectura ha sido siempre una preocupación de personas, de maestros, de padres, de entidades, de gente desesperada que no entiende cómo otros no leen. Sin embargo, en medio del desaliento que produce, ha sido también un tema de esperanza, de constancia, de creencia, de fe, una especie de apostolado en tiempos siempre difíciles.

En el principio fue el libro

A ciencia cierta quienes hemos asumido este oficio sabemos que la promoción de la lectura no debería existir como trabajo, debería ser algo natural e inherente al ser humano que no requiriera mediación, pero también sabemos que miles de factores han alejado a la gente de libros así como de leer su realidad, o las estrellas, el cine, la música. El trabajo del promotor de lectura depende de la gente, se vale de sus dudas y de sus intenciones para ser eficiente, de reconectarlos con aquello que abandonaron por alguna circunstancia o para demostrarle a quien no lo ha descubierto, la poderosa herramienta que es. Se alimenta con las reacciones de los niños, con las preguntas de los usuarios de una biblioteca, con los viajes cargando una maleta llena de libros hacia una vereda, cruzando un río, andando en un paraje, o visitando un páramo saludando frailejones. Es un trabajo inspirador que con muy poco hace enormes contribuciones al bienestar de la gente, a la cultura, al acceso a la información como un derecho, pero es un trabajo que sin la gente pareciera no existir. Un trabajo que se desnutre en estos tiempos. Es como un libro maravilloso que está esperando que alguien lo tome de alguna repisa en una biblioteca del mundo y que a pesar de tener el secreto para la felicidad, si nadie lo lee se pierde. Creo que estos momentos de confinación, en los que las bibliotecas están cerradas, en el que los promotores de lectura están en sus casas y en el que todas las iniciativas de lectura que han sufrido para estar donde están se han detenido, son los indicados para una reinvención del mejor oficio del mundo, contrario a lo que pensaba Camus sobre el periodismo.

Han sido días complejos con los picos naturales en la existencia humana a veces amando y a veces queriendo matar. Este forzoso alejamiento creo que ningún promotor o bibliotecario lo tenía en sus planes, quizás no pensamos jamás que este trabajo, como tantos otros, se viera tan afectado, no sólo en términos de contrataciones que de hecho es una tragedia, sino también en lo que implica alejarte del público y en los más recientes casos acercarte a un público que no te ve. Pero esa reinvención también tiene algo de magia. Me ha gustado mucho ver todos esos cuadritos con movimiento en las pantallas y a tantos promotores en el mundo preocupados y esforzándose porque allá, en algún lugar remoto del ciberespacio, alguien este sonriendo o mirando enternecido recibiendo su botella al mar.
A pesar de que en algunos escenarios hemos llegado tarde a la virtualidad como método de animación a la lectura, ha sido grato en tantos videos observar las bibliotecas de las casas, las pequeñas, abundantes, moribundas; ver las salas desde donde se emiten, algunos con material improvisado, otros con cuidado y dedicación, incluso convencen a sus propios hijos y sobrinos de salir en las pantallas, leyendo o escuchando alguna historia. Han metido a los abuelos, a las nanas, a las madres, hasta los peluches que tenían como recuerdos de la vida, en ese cuadrito que permite los bordes de su celular. Se han disfrazado, han sacado su mejor y peor cara, a algunos no les importa que la luz no entre lo suficiente para verles o que el sonido de sus voces se pierda entre trastos que se lavan en la cocina cercana o llamadas para ir a almorzar. He recibido llamadas de otros, por ejemplo, pidiendo auxilio, son capaces de pararse en un escenario atestado de niños y encantarlos con su voz como una flauta de Hammelin, pero le temen profundamente a la cámara. Otros, a pesar de llevar años dedicados al oficio, simplemente no saben qué hacer.

Dicho sea de paso, promover la lectura no es en una sola vía, no se tiene una sola forma o un solo método de hacerse; ha hecho falta más entrenamiento es eso de hablarle a un público que no está en cuerpo presente, difícil, pero esa inventiva tal vez, requiera más figuras de papel, no diciendo cómo se hacen en un video, sino dejando que ellas sean las que hablen, quizás una voz, un podcast, un stopmotion, en eso la tecnología tiene miles de variedades que no pueden ser sólo videos.

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Qué es Lectopaternidad?

Lectopaternidad, es un concepto que integra dos anhelos sociales: uno relacionado con la mejor herencia que un padre puede dejarle a un hijo, la lectura, y dos el ejercicio de una paternidad responsable en términos de un legado cultural invaluable sólo entendido por los años. Ya sabemos las ventajas de la lectura, entreguemos a la sociedad toda la posibilidad de que siga extendiéndose. Isaias Romero es escritor y periodista. Gestiona y desarrolla esta iniciativa desde hace más de 5 años como una propuesta para los padres de familia y docentes, así como a ciudadanos en general a partir de experiencias personales, propuestas comprobadas y aplicadas en diversos ámbitos. Obtuvo en el 2016 el Premio Barco de Vapor, uno de los reconocimientos literarios más importantes para escritores de literatura infantil y juvenil que entrega la Biblioteca Luis Ángel Arango y la Editorial SM. Bienvenidos.
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