sábado, 9 de enero de 2021

CRISIS DE IDENTIDAD LECTORA

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Por: Isaias Romero P.

@Lectopaternidad

Vivimos en un mundo donde la lectura no es indispensable, es decir, lo es, pero cada vez más personas piensan que no la necesitan. Me explico: hagan un ejercicio sencillo en sus casas, si tienen niñas o niños menores de 10 o 9 años pregúntenles para qué o porqué es importante leer. Traten de no influenciar su respuesta, simplemente pregúntenle y dejen que lo responda. Si acaso fuerce un poquito la cosa indagando sobre si son más las cosas que hace que necesitan lectura que aquellas que no. Se van a sorprender. Partimos de que mucha gente y hablo de mucha gente, cree que interactuar con una pantalla, ir al cine, ver la televisión, leer el periódico, revisar el whatsapp o enamorar a una niña no es una forma de lectura. Si algo he insistido en mis talleres de formación es que leer es una interpretación del universo, por ende cualquier cosa es susceptible de ser leída, desde las estrellas en el firmamento hasta la novela más maravillosa. Hablamos de que existen miles de formatos de lectura pero una sola lectura en sí. También podemos deducir y esto a manera de pregunta y reflexión para todos y todas, que un promotor de lectura no solo promueve la lectura de libros, tenemos en nuestras manos una enorme responsabilidad de entregarle a la gente la posibilidad de entender, comprender y funcionar mejor en su entorno. Es como si le diéramos implementos a alguien para preparar una receta de cocina, sin decirle nada; habrá quien se coma solo uno de los ingredientes, habrá quien mezcle dos, habrá quien no use ninguno, pero el mediador hace la receta, la explica y la vuelve disponible para todo el mundo, en todas las edades y en todos los contextos. De ese tamaño es nuestro trabajo.

 

Ese lector que tenemos hoy a veces es frecuente, a veces dinámico, pero también es lejano, incluso hay lectores que ni siquiera saben que lo son, personas que han crecido creyendo que sólo se leen libros y de ahí que a veces ni siquiera se considere que quien lee en pantallas también es lector. Las competencias de lectura en lo digital y en lo físico miden capacidades de interpretación en los seres humanos, por ende quien lee mal tiene pésimas formas de resolver sus conflictos o las dificultades que tiene en la vida. De igual manera no leerá igual las oportunidades, los peligros, etc.

Como seres humanos construimos la realidad a partir de las cosas que leemos, por ende si leemos algo mal y lo comprendemos mal, actuaremos de manera equivocada. Si a alguien le dicen que hay “tarea para la casa”, pueden ocurrir varias cosas:

a.     Alguien puede perfectamente interpretar que a la “casa” literal en la que vivimos, así suene exagerado, le ha sido asignada una tarea. Ustedes pensarán que es imposible que alguien piense así, pero a veces los niveles educativos o los contextos de los lectores no son los mismos. Habrá quien diga que es absurdo que le pongan una tarea a la casa, pero creerá que es posible. Es probable que alguien perfectamente puede interpretar que alguna tarea debe realizarse en la casa o que sencillamente no entienda lo que se le  indica hacer. Todas son posibilidades así alguno diga imposible que no comprenda, no crean, hay gente en este mundo que cree cosas peores. 

 

Esa capacidad de análisis se da gracias a la lectura, de esta manera quien más referencias tienes, quien más ha tenido posibilidades de leer otros textos o de reconocer otras lecturas comprenderá lo que esta información quiere decir y de esta manera su interpretación será más ajustada a la realidad. Quien no lee frecuentemente tendrá mayores dificultades para interpretar bien. Nuestra mente resuelve esas dudas que quedan, los vacíos en la información los rellena con lo que tiene, de esta forma si tienen muchas referencias, muchas lecturas, resolverá mejor, al no tenerlas resolverá de la primera forma que crea. ¿Suena exagerado? La vida está llena de casos de malas interpretaciones, de pésimos procesos de lectura, de lecturas acomodadas, de interpretaciones amañadas. Creo que todos hemos visto casos donde la gente cree cosas que no son ciertas a pesar de lo obvio que pueden parecer, o creen en lo primero que le digan o personas que a pesar de tener una revelación real de que lo que creen es falso, lo siguen creyendo.

 

Cuando le damos la oportunidad a un niño, a un joven, incluso a un adulto mayor de conectarse con otras lectura y otras formas de leer, leer libros, música, y todo los demás formatos, estamos favoreciendo enormemente una mejora en las calidades de vida de cada quien.

 

¿Han evolucionado los lectores de la mano con los libros? ¿Es lector quien lee en pantallas? ¿Será que el libro digital va a desplazar al libro físico? ¿Cómo es ese lector digital? Estas preguntas convocan una reflexión que espero podamos realizar en algún momento, pero que podemos ir meditando entre nosotros.

 

La crisis de identidad lectora se presenta porque nuestro lector, como decíamos hace un rato, a veces ni siquiera se considera como tal, se presenta porque ha sido más importante soltarlos a la tecnología sin que sepan aun leerla también, porque con mejores herramientas nuestros lectores usarían mejor las redes sociales. Internet es un gran recursos una de las mejores herramientas que existen, no podemos culparla de su mal uso, es como responsabilizar al destornillador por un asesinato. El uso se lo damos nosotros, así que más allá de satanizar o responsabilizar a internet, deberíamos hacer más contenidos, participar y romper más el miedo de su uso.  Adicionalmente existe una infoxicación, esto es un exceso de información, que no somos capaces de procesar, una enorme avalancha de datos que hacen imposible procesarlo todo, si le genera complicaciones a los adultos, imagínense los niños. Y no es que no lo podamos hacer, a veces es que ni siquiera tenemos tiempo de entenderlo.

 

Otro elemento en esa crisis de identidad lectora es que hoy en día resulta mucho más fácil acceder al conocimiento pero a veces parece que le huimos. Por ejemplo, tenemos la posibilidad de realizar un diplomado online, sin costo, y preferimos evitarlo que asumirlo. De hecho el conocimiento siempre ha estado al alcance de la mano, sólo que ahora ya no se imparte de manera jerárquica sino general, la sociedad se mueve mucho más que en la antigüedad. Piensen hace 10 años.

 

Otro componente es que el saber ha dejado de ser algo exclusivo, ahora es más discutido. Es más frecuente encontrar personas, niños, estudiantes que cuestionan tu saber, lo que obliga a que el docente esté mejor preparado, una búsqueda en Google puede hacer caer cualquier mentira o generar una también. Un componente muy importante para esa crisis de identidad lectora, es que con toda seguridad nuestros niños y jóvenes han realizado sus primeras búsquedas de información en un teléfono móvil o en un computador. Esto cambia para siempre el paradigma de acceso a la información, recuerden que ahora acceder a ella es un derecho de los ciudadanos.

Una cosa más, la tecnología ahora se usa para crear, esto es que los ciudadanos, los niños, los artistas, todos en general construimos más contenidos, somos más participantes que espectadores y esto también cambia la forma en que la comunicación fluye y la educación se imparte, un ejemplo: yo puedo tener en mi salón sentado a un exitoso blogero, o una chica que tiene más visitas en sus perfiles de redes sociales que el de todos juntos en este diplomado. Estamos casi que a la par, ahora no podemos medir a los demás con las mismas características comunes, de hecho nunca debió ser así, pero hoy es diferente, ese es el nuevo lector.

Dice María del Pilar Gonzáles que en la actualidad, el horizonte educativo y lo común, es que el lector adquiera ya no una sola forma de leer y comprender, sino que adquiera un “catálogo de competencias vinculadas a una dimensión más integral que combina el dominio de técnicas con cualidades para vivir en sociedades más complejas. Se es más competente cuanto más y mejor te puedas desenvolver y no cuántos más conocimientos tengas. Habilidad frente cognición”, incluso el buen desempeño de ese conocimiento en esa comunidad. Esto sin lugar a dudas afirma que hay un cambio en la educación y en la percepción de la lectura. Esto nos lleva a pesar que contrario a lo que se cree, ante esta especie de orfandad del lector, de un sálvese como pueda, métase a internet y mire a ver qué pasa, como nosotros mismos solemos hacer, hay un desafío intrínseco y determinante: como nunca antes en la historia de la humanidad se necesitan mediadores de lectura y docentes comprometidos con lo que hacen. Promotores que no improvisan ni repiten como loros, personas dispuestas y capaces para elevar esas acciones de los lectores hoy hacia un escenario donde sean mucho más capaces y hábiles de abordar los desafíos de un mundo no pensado para ellos, pero en el que están inmersos y deben desenvolverse. ¿Crees que es así?

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Qué es Lectopaternidad?

Lectopaternidad, es un concepto que integra dos anhelos sociales: uno relacionado con la mejor herencia que un padre puede dejarle a un hijo, la lectura, y dos el ejercicio de una paternidad responsable en términos de un legado cultural invaluable sólo entendido por los años. Ya sabemos las ventajas de la lectura, entreguemos a la sociedad toda la posibilidad de que siga extendiéndose. Isaias Romero es escritor y periodista. Gestiona y desarrolla esta iniciativa desde hace más de 5 años como una propuesta para los padres de familia y docentes, así como a ciudadanos en general a partir de experiencias personales, propuestas comprobadas y aplicadas en diversos ámbitos. Obtuvo en el 2016 el Premio Barco de Vapor, uno de los reconocimientos literarios más importantes para escritores de literatura infantil y juvenil que entrega la Biblioteca Luis Ángel Arango y la Editorial SM. Bienvenidos.
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